Las buenas prácticas de manejo apuntan a minimizar el volumen de efluente generado, lo cual tiene las siguientes ventajas:
• Menores volúmenes de líquido para manejar, almacenar y aplicar a campo.
• Períodos de almacenamiento más largos en las lagunas de efluentes ya existentes.
• Las lagunas de almacenamiento nuevas serán más pequeñas.