Una buena gestión de efluentes es una combinación entre un sistema de efluentes bien diseñado por técnicos calificados , y el compromiso de las personas encargadas de la operación y mantenimiento del sistema, para asegurar que el efluente recolectado se aplique a los cultivos y pasturas en la cantidad y en el momento adecuado, minimizando el impacto ambiental y maximizando el reaprovechamiento de los nutrientes y materia orgánica del efluente.